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Mear fuera del traste
En los últimos 50000 años de evolución nuestros primates antepasados han orinado siempre desde arriba de una rama sin la necesidad de apuntarle a nada en particular. La fisiología del macho, miles de años de prueba y error de por medio, no está pensada para apuntar el chorro con precisión quirúrgica.
Nótese la total despreocupación al orinar.
Es evolutívamente imposible pretender que en los apenas 1000 años -por decir mucho- que el ser humano lleva orinando en un contenedor diseñado a tal efecto se produzcan cambios en nuestra constitución física que nos permitan orinar dentro de una superficie tan reducida como la de un inodoro estándar.
A tal efecto, vale reseñar que el inodoro propiamente dicho, dejando de lado la función obvia de evitar hasta un cierto punto los malos olores y deshacerse de las deposiciones, en realidad esta diseñado pura y exclusivamente pensando en la anatomía femenina. Lease: Es para hacer sentado, y el hombre no orina sentado.
Factores tan dispares como impredecibles afectarán todas y cada una de las veces los vanos intentos de embocar a la primera de los sufridos machos. Teniendo en cuenta el siguiente gráfico por ejemplo:
Mas claro imposible.
Mas claro imposible.
Se ve claramente que los tres factores mas importantes a tener en cuenta a la hora de hacer un cálculo estimativo de posición final del chorro al hacer contacto con el receptáculo son: (A) Altura del punto de emisión, (V) Velocidad del líquido al momento de abandonar el anfitrión y (D) Distancia desde el mismo al receptáculo al que se le pretende embocar.
A todo lo anterior, sumarle el hecho de que la presión nunca es continua si no que decae conforme el paso del tiempo lo cual obliga a continuos ajustes de cálculo que impiden pensar en ninguna otra cosa y el hecho de que hasta alrededor de los 20 años el ser humano crece hacia arriba impidiendo bajo cualquier circunstancia adquirir cualquier tipo de práctica en la materia por modificarse constantemente la variable A. Por el contrario, lejos de adquirir cualquier tipo de práctica, cuanto mayor el valor de A (o de cualquiera de las otras dos variables) mas compleja se vuelve la tarea.
Por último, aunque infinitesimales, la posición de los planetas cercanos al nuestro que nos afectan con su fuerza gravitacional, la presión atmosférica, la humedad relativa ambiente y la temperatura ambiente nuevamente mandan al traste cualquier posibilidad de predicción. (No es lo mismo apuntar con 3ºC y 0% de humedad que apuntar con 42ºC y 80% de humedad, doy fe, además, cuando hace frío te tiembla el pulso).
Nótese la total despreocupación al orinar.
Es evolutívamente imposible pretender que en los apenas 1000 años -por decir mucho- que el ser humano lleva orinando en un contenedor diseñado a tal efecto se produzcan cambios en nuestra constitución física que nos permitan orinar dentro de una superficie tan reducida como la de un inodoro estándar.
A tal efecto, vale reseñar que el inodoro propiamente dicho, dejando de lado la función obvia de evitar hasta un cierto punto los malos olores y deshacerse de las deposiciones, en realidad esta diseñado pura y exclusivamente pensando en la anatomía femenina. Lease: Es para hacer sentado, y el hombre no orina sentado.
Factores tan dispares como impredecibles afectarán todas y cada una de las veces los vanos intentos de embocar a la primera de los sufridos machos. Teniendo en cuenta el siguiente gráfico por ejemplo:
Mas claro imposible.
Mas claro imposible.
Se ve claramente que los tres factores mas importantes a tener en cuenta a la hora de hacer un cálculo estimativo de posición final del chorro al hacer contacto con el receptáculo son: (A) Altura del punto de emisión, (V) Velocidad del líquido al momento de abandonar el anfitrión y (D) Distancia desde el mismo al receptáculo al que se le pretende embocar.
A todo lo anterior, sumarle el hecho de que la presión nunca es continua si no que decae conforme el paso del tiempo lo cual obliga a continuos ajustes de cálculo que impiden pensar en ninguna otra cosa y el hecho de que hasta alrededor de los 20 años el ser humano crece hacia arriba impidiendo bajo cualquier circunstancia adquirir cualquier tipo de práctica en la materia por modificarse constantemente la variable A. Por el contrario, lejos de adquirir cualquier tipo de práctica, cuanto mayor el valor de A (o de cualquiera de las otras dos variables) mas compleja se vuelve la tarea.
Por último, aunque infinitesimales, la posición de los planetas cercanos al nuestro que nos afectan con su fuerza gravitacional, la presión atmosférica, la humedad relativa ambiente y la temperatura ambiente nuevamente mandan al traste cualquier posibilidad de predicción. (No es lo mismo apuntar con 3ºC y 0% de humedad que apuntar con 42ºC y 80% de humedad, doy fe, además, cuando hace frío te tiembla el pulso).
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