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LAS 100 MEJORES PELICULAS DEL CINE
1. "Memorias del subdesarrollo" de Tomas Gutierrez Alea, 1968 (Cuba)
2. "El laberinto del fauno" de Guillermo del Toro, 2006 (Espana/Mexico)
3. "Los olvidados" de Luis Bunuel, 1950 (Mexico)
4. "Ciudad de Dios" de Fernando Meirelles, 2002 (Brasil)
5. "Todo sobre mi madre" de Pedro Almodovar, 1999 (Espana)
6. "El angel exterminador" de Luis Bunuel, 1962 (Mexico)
7. "Fresa y chocolate" de Tomas Gutierrez Alea y Juan Carlos Tabio, 1994 (Cuba)
8. "Estacion Central" de Walter Salles, 1998 (Brasil)
9. "La historia oficial" de Luis Puenzo, 1985 (Argentina)
10. "Dona Flor y sus dos maridos" de Bruno Barreto, 1976 (Brasil)
11. "Belle epoque" de Fernando Trueba, 1992 (Espana)
12. "Lucia" de Humberto Solas, 1968 (Cuba)
13. "Mar adentro" de Alejandro Amenabar, 2004 (Espana)
14. "El espiritu de la colmena" de Victor Erice, 1973 (Espana)
15. "La estrategia del caracol" de Sergio Cabrera, 1993 (Colombia)
16. "Mujeres al borde de un ataque de nervios" de Pedro Almodovar, 1998 (Espana)
17. "El hijo de la novia" de Juan Jose Campanella, 2001 (Argentina)
18. "Bienvenido Mister Marshall" de Luis Garcia Berlanga, 1953 (Espana)
19. "Pantaleon y las visitadoras" de Francisco Lombardi, (Peru)
20. “Viridiana” de Luis Bunuel, 1961 (Espana)
21. "Amores perros", de Alejandro Gonzalez Inarritu, 2000 (Mexico)
22. "Suite Habana" de Fernando Perez, 2003 (Cuba)
23. "La ciudad y los perros" de Francisco Lombardi, 1985 (Peru)
24. "Whisky" de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, 2004 (Uruguay)
25. "Como agua para chocolate" de Alfonso Arau, 1992 (Mexico)
26. "El callejon de los milagros" de Jorge Fons, 1995 (Mexico)
27. "El crimen del padre Amaro", de Carlos Carrera, 2001 (Mexico)
28. "El lado oscuro del corazon" de Eliseo Subiela, 1992 (Argentina)
29. "Historias minimas", de Carlos Sorin (Argentina)
30. "La lengua de las mariposas" de Jose Luis Cuerda, 1999 (Espana)
31. "Profundo carmesi" de Arturo Ripstein, 1996 (Mexico)
32. "Tierra en Trance" de Glauber Rocha, 1967 (Brasil)
33. "Y tu mama tambien", de Alfonso Cuaron, 2001 (Mexico)
34. "Bye, Bye Brasil" de Carlos Diegues, 1979 (Brasil)
35. "Guantanamera" de Tomas Gutierrez Alea y Juan Carlos Tabio, 1995 (Cuba)
36. "El beso de la mujer arana" de Hector Babenco, 1985 (Brasil)
37. "La ley de Herodes" de Luis Estrada, 1999 (Mexico)
38. "Nueve Reinas" de Fabian Bielinski, 2000 (Argentina)
39. "La vendedora de rosas" de Victor Gaviria, 1990 (Colombia)
40. "Vidas secas" de Nelson Pereira dos Santos, 1963 (Brasil)
41. "Volver" de Pedro Almodovar, 2006 (Espana)
42. "La vida es silbar" de Fernando Perez, 1998 (Cuba)
43. "El dia de la bestia" de Alex de la Iglesia, 1995 (Espana)
44. "Cronicas" de Sebastian Cordero, 2004 (Ecuador)
45. "Frida, naturaleza viva" de Paul Leduc, 1986 (Mexico)
46. "Jamon, jamon" de Bigas Luna, 1992 (Espana)
47. "La Gente de la Universal" de Felipe Aljure, 1991 (Colombia)
48. "Los amantes del circulo polar" de Julio Medem, 1998 (Espana)
49. "Plata quemada" de Marcelo Pineyro, 2000 (Argentina)
50. "Vampiros en La Habana" de Juan Padron, 1985 (Cuba)
1. "Memorias del subdesarrollo" de Tomas Gutierrez Alea, 1968 (Cuba)
2. "El laberinto del fauno" de Guillermo del Toro, 2006 (Espana/Mexico)
3. "Los olvidados" de Luis Bunuel, 1950 (Mexico)
4. "Ciudad de Dios" de Fernando Meirelles, 2002 (Brasil)
5. "Todo sobre mi madre" de Pedro Almodovar, 1999 (Espana)
6. "El angel exterminador" de Luis Bunuel, 1962 (Mexico)
7. "Fresa y chocolate" de Tomas Gutierrez Alea y Juan Carlos Tabio, 1994 (Cuba)
8. "Estacion Central" de Walter Salles, 1998 (Brasil)
9. "La historia oficial" de Luis Puenzo, 1985 (Argentina)
10. "Dona Flor y sus dos maridos" de Bruno Barreto, 1976 (Brasil)
11. "Belle epoque" de Fernando Trueba, 1992 (Espana)
12. "Lucia" de Humberto Solas, 1968 (Cuba)
13. "Mar adentro" de Alejandro Amenabar, 2004 (Espana)
14. "El espiritu de la colmena" de Victor Erice, 1973 (Espana)
15. "La estrategia del caracol" de Sergio Cabrera, 1993 (Colombia)
16. "Mujeres al borde de un ataque de nervios" de Pedro Almodovar, 1998 (Espana)
17. "El hijo de la novia" de Juan Jose Campanella, 2001 (Argentina)
18. "Bienvenido Mister Marshall" de Luis Garcia Berlanga, 1953 (Espana)
19. "Pantaleon y las visitadoras" de Francisco Lombardi, (Peru)
20. “Viridiana” de Luis Bunuel, 1961 (Espana)
21. "Amores perros", de Alejandro Gonzalez Inarritu, 2000 (Mexico)
22. "Suite Habana" de Fernando Perez, 2003 (Cuba)
23. "La ciudad y los perros" de Francisco Lombardi, 1985 (Peru)
24. "Whisky" de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, 2004 (Uruguay)
25. "Como agua para chocolate" de Alfonso Arau, 1992 (Mexico)
26. "El callejon de los milagros" de Jorge Fons, 1995 (Mexico)
27. "El crimen del padre Amaro", de Carlos Carrera, 2001 (Mexico)
28. "El lado oscuro del corazon" de Eliseo Subiela, 1992 (Argentina)
29. "Historias minimas", de Carlos Sorin (Argentina)
30. "La lengua de las mariposas" de Jose Luis Cuerda, 1999 (Espana)
31. "Profundo carmesi" de Arturo Ripstein, 1996 (Mexico)
32. "Tierra en Trance" de Glauber Rocha, 1967 (Brasil)
33. "Y tu mama tambien", de Alfonso Cuaron, 2001 (Mexico)
34. "Bye, Bye Brasil" de Carlos Diegues, 1979 (Brasil)
35. "Guantanamera" de Tomas Gutierrez Alea y Juan Carlos Tabio, 1995 (Cuba)
36. "El beso de la mujer arana" de Hector Babenco, 1985 (Brasil)
37. "La ley de Herodes" de Luis Estrada, 1999 (Mexico)
38. "Nueve Reinas" de Fabian Bielinski, 2000 (Argentina)
39. "La vendedora de rosas" de Victor Gaviria, 1990 (Colombia)
40. "Vidas secas" de Nelson Pereira dos Santos, 1963 (Brasil)
41. "Volver" de Pedro Almodovar, 2006 (Espana)
42. "La vida es silbar" de Fernando Perez, 1998 (Cuba)
43. "El dia de la bestia" de Alex de la Iglesia, 1995 (Espana)
44. "Cronicas" de Sebastian Cordero, 2004 (Ecuador)
45. "Frida, naturaleza viva" de Paul Leduc, 1986 (Mexico)
46. "Jamon, jamon" de Bigas Luna, 1992 (Espana)
47. "La Gente de la Universal" de Felipe Aljure, 1991 (Colombia)
48. "Los amantes del circulo polar" de Julio Medem, 1998 (Espana)
49. "Plata quemada" de Marcelo Pineyro, 2000 (Argentina)
50. "Vampiros en La Habana" de Juan Padron, 1985 (Cuba)
Me refiero a esa página. No tiene que ver con una página web de foros de coches.
http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltConsulta?lema=qu%C3%A9
Esa es la página de la Academia Real Española, DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS
qué. 1. Palabra tónica, que debe escribirse con tilde a diferencia del pronombre relativo o de la conjunción que (→ que). Tiene los siguientes valores:
1.1. Pronombre interrogativo o exclamativo, que, referido siempre a cosas, introduce enunciados interrogativos o exclamativos directos, y oraciones subordinadas interrogativas o exclamativas indirectas: «¿Qué te ha pasado?» (Ferré Batalla [P. Rico 1993]); «¡Qué me va usted a decir, si soy yo quien le aguanta!» (Sampedro Sonrisa [Esp. 1985]); «Ahora entiendo por qué aceptaste acostarte con Arturo» (Gamboa Páginas [Col. 1998]). Puede constituir por sí solo un enunciado: «—¿Sabes una cosa? —¿Qué?» (Padilla Jardín [Cuba 1981]). En estos casos, es frecuente en el habla coloquial la anteposición del artículo el: «—Germán, esto no funciona. —¿El qué?» (Marsillach Ático [Esp. 1995]); pero no es admisible en la lengua culta anteponer a este pronombre el artículo neutro lo: Marca de incorrección.«—No sé, fue un instante, un relámpago; y en ese relámpago sentí de nuevo... —¿Lo qué?» (Mahieu Gallina [Arg. 1980]). En oraciones exclamativas, seguido de la preposición de y un sustantivo, sirve para ponderar la cantidad, con sentido equivalente a cuánto: «¡Qué de risitas y de guiños tuviste que soportar!» (Savater Catón [Esp. 1989]). Este pronombre puede introducir oraciones interrogativas indirectas con verbo en infinitivo y dependientes de los verbos tener y haber: «—¿A qué te dedicas, Juanito? [...] —Hace seis meses que me arruiné en el campo, y no tengo qué hacer» (Araya Luna [Chile 1982]); «No había qué comer, para variar, pero teníamos dignidad» (Valdés Vida [Cuba 1996] 119). Este uso no ha de confundirse con las perífrasis verbales haber que o tener que seguidas de infinitivo, que expresan necesidad u obligación, en las que que es conjunción átona que debe escribirse sin tilde (→ que, 2.14): «No tienes que hacer nada» (Pedrero Invierno [Esp. 1989]); «A él no le gustaba la tragonería, pero había que comer» (GaBadell Funeral [Esp. 1975]).
1.2. Antepuesto a un sustantivo, y referido tanto a personas como a cosas, funciona como adjetivo interrogativo o exclamativo: «¿Qué documento necesita?» (Chao Altos [Méx. 1991]); «Qué mujer tan extraordinaria» (Marsé Embrujo [Esp. 1993]); «No se podía saber en qué lío estaba metida» (Belli Mujer [Nic. 1992]); «¡Y mire qué flores más lindas!» (Chase Pavo [C. Rica 1996]).
1.3. También puede funcionar como adverbio interrogativo o exclamativo, normalmente en oraciones exclamativas y antepuesto a un adjetivo o a otro adverbio: «¿Qué te importa ya eso?» (Amestoy Ederra [Esp. 1982]); «¡Qué guapo estás!» (AMillán Guardapolvo [Esp. 1990]); «¡Qué bien jugaste, mamá!» (Daneri Matar [Arg. 1981]).
1.4. Como el resto de los interrogativos, puede sustantivarse: «Un episodio en el que es necesario distinguir el qué del cómo» (Mundo [Esp.] 23.8.96). Forma parte de las locuciones nominales el qué dirán (‘la opinión de la gente’): «Los príncipes no hacen nada y si hacen algo [...] es para no aburrirse y evitar el qué dirán» (Hoy [Chile] 5-11.5.97); y un no sé qué (‘algo que no se sabe explicar’): «Los ricos tienen un no sé qué que les hace especiales» (Vanguardia [Esp.] 10.8.94).
http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltConsulta?lema=qu%C3%A9
Esa es la página de la Academia Real Española, DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS
qué. 1. Palabra tónica, que debe escribirse con tilde a diferencia del pronombre relativo o de la conjunción que (→ que). Tiene los siguientes valores:
1.1. Pronombre interrogativo o exclamativo, que, referido siempre a cosas, introduce enunciados interrogativos o exclamativos directos, y oraciones subordinadas interrogativas o exclamativas indirectas: «¿Qué te ha pasado?» (Ferré Batalla [P. Rico 1993]); «¡Qué me va usted a decir, si soy yo quien le aguanta!» (Sampedro Sonrisa [Esp. 1985]); «Ahora entiendo por qué aceptaste acostarte con Arturo» (Gamboa Páginas [Col. 1998]). Puede constituir por sí solo un enunciado: «—¿Sabes una cosa? —¿Qué?» (Padilla Jardín [Cuba 1981]). En estos casos, es frecuente en el habla coloquial la anteposición del artículo el: «—Germán, esto no funciona. —¿El qué?» (Marsillach Ático [Esp. 1995]); pero no es admisible en la lengua culta anteponer a este pronombre el artículo neutro lo: Marca de incorrección.«—No sé, fue un instante, un relámpago; y en ese relámpago sentí de nuevo... —¿Lo qué?» (Mahieu Gallina [Arg. 1980]). En oraciones exclamativas, seguido de la preposición de y un sustantivo, sirve para ponderar la cantidad, con sentido equivalente a cuánto: «¡Qué de risitas y de guiños tuviste que soportar!» (Savater Catón [Esp. 1989]). Este pronombre puede introducir oraciones interrogativas indirectas con verbo en infinitivo y dependientes de los verbos tener y haber: «—¿A qué te dedicas, Juanito? [...] —Hace seis meses que me arruiné en el campo, y no tengo qué hacer» (Araya Luna [Chile 1982]); «No había qué comer, para variar, pero teníamos dignidad» (Valdés Vida [Cuba 1996] 119). Este uso no ha de confundirse con las perífrasis verbales haber que o tener que seguidas de infinitivo, que expresan necesidad u obligación, en las que que es conjunción átona que debe escribirse sin tilde (→ que, 2.14): «No tienes que hacer nada» (Pedrero Invierno [Esp. 1989]); «A él no le gustaba la tragonería, pero había que comer» (GaBadell Funeral [Esp. 1975]).
1.2. Antepuesto a un sustantivo, y referido tanto a personas como a cosas, funciona como adjetivo interrogativo o exclamativo: «¿Qué documento necesita?» (Chao Altos [Méx. 1991]); «Qué mujer tan extraordinaria» (Marsé Embrujo [Esp. 1993]); «No se podía saber en qué lío estaba metida» (Belli Mujer [Nic. 1992]); «¡Y mire qué flores más lindas!» (Chase Pavo [C. Rica 1996]).
1.3. También puede funcionar como adverbio interrogativo o exclamativo, normalmente en oraciones exclamativas y antepuesto a un adjetivo o a otro adverbio: «¿Qué te importa ya eso?» (Amestoy Ederra [Esp. 1982]); «¡Qué guapo estás!» (AMillán Guardapolvo [Esp. 1990]); «¡Qué bien jugaste, mamá!» (Daneri Matar [Arg. 1981]).
1.4. Como el resto de los interrogativos, puede sustantivarse: «Un episodio en el que es necesario distinguir el qué del cómo» (Mundo [Esp.] 23.8.96). Forma parte de las locuciones nominales el qué dirán (‘la opinión de la gente’): «Los príncipes no hacen nada y si hacen algo [...] es para no aburrirse y evitar el qué dirán» (Hoy [Chile] 5-11.5.97); y un no sé qué (‘algo que no se sabe explicar’): «Los ricos tienen un no sé qué que les hace especiales» (Vanguardia [Esp.] 10.8.94).
http://www.codigovenezuela.com/2012/03/opinion/antonio-itriago/el-publico-de-la-capital-no-era-distinto-del-del-resto-de-la-republica
El público de la capital no era distinto del del resto de la República
Si coinciden dos secuencias de la preposición de y el artículo el se escriben con normalidad las dos contracciones consecutivas
La norma ortográfica del español solo admite hoy en la escritura la amalgama de las preposiciones a y de con la forma el del artículo, lo que da lugar a las contracciones al(˂ a el) y del (˂ de el). Esta fusión gráfica es obligada, de modo que resulta incorrecto escribir las secuencias “de el” y “a el”, salvo cuando el artículo el que sigue a estas preposiciones forma parte de un nombre propio, caso en el que dicho artículo se escribe con mayúscula inicial y, por tanto, no se produce contracción en la escritura: «Yo no dije nada de mis dos vestidos de El Corte Inglés» (Dou Luna [Ven. 2002]).
“Si en un enunciado coinciden dos secuencias consecutivas de la preposición de y el artículo el, se venía recomendando hasta ahora realizar la contracción solo en una de ellas (preferentemente en la segunda), lo que daba lugar a las combinaciones gráficas de el del o del de el; no obstante, el uso culto parece no seguir esa recomendación −que instauraba una excepción a la regla general basada en cuestiones estéticas antes que lingüísticas– y hoy se escriben con normalidad las dos contracciones consecutivas cuando el texto lo requiere. Debido a ello, se considera preferible eliminar la excepción anterior y realizar ambas amalgamas gráficas en estos contextos: / «El lector modelo diseñado por Clarín es diferente del del mundo militar» (Escudero Malvinas [Arg. 1996]) (…) / «El público de la capital no era distinto del del resto de la República» (Paranaguá Ripstein [Méx. 1997])”.
“No obstante, de forma excepcional, pueden aparecer en textos literarios otras contracciones con las que se transcriben algunos fenómenos de amalgama propios del habla popular o rural, como recurso para la caracterización de personajes: / (…) «Oye, no me la habrá dejao embarazada el pistolero este. Era lo que me faltaba pal duro» (ASantos Estanquera [Esp. 1981]) / «Margarita no tenía padre. −Se fue pa’l norte− decía si alguna vez s[e] le preguntaba» (González Dios [Méx. 1999]). / «Y como ellos viven en el mismo camino pa’cá pal templo» (Paz Paraíso [Cuba 1976]).
Como se ve en los dos últimos ejemplos, para marcar este tipo de contracciones –tanto en estos casos como en ediciones de textos antiguo−, se recurre a menudo al empleo del apóstrofo”.
Referencias Bibliográficas
Ortografía de la lengua española. RAE, ASALE (2010). Págs. 563 y 564. Subrayados y negrillas no figuran en el texto de referencia. Antonio L. Itriago M. Caracas, 22-3-2012.
El público de la capital no era distinto del del resto de la República
Si coinciden dos secuencias de la preposición de y el artículo el se escriben con normalidad las dos contracciones consecutivas
La norma ortográfica del español solo admite hoy en la escritura la amalgama de las preposiciones a y de con la forma el del artículo, lo que da lugar a las contracciones al(˂ a el) y del (˂ de el). Esta fusión gráfica es obligada, de modo que resulta incorrecto escribir las secuencias “de el” y “a el”, salvo cuando el artículo el que sigue a estas preposiciones forma parte de un nombre propio, caso en el que dicho artículo se escribe con mayúscula inicial y, por tanto, no se produce contracción en la escritura: «Yo no dije nada de mis dos vestidos de El Corte Inglés» (Dou Luna [Ven. 2002]).
“Si en un enunciado coinciden dos secuencias consecutivas de la preposición de y el artículo el, se venía recomendando hasta ahora realizar la contracción solo en una de ellas (preferentemente en la segunda), lo que daba lugar a las combinaciones gráficas de el del o del de el; no obstante, el uso culto parece no seguir esa recomendación −que instauraba una excepción a la regla general basada en cuestiones estéticas antes que lingüísticas– y hoy se escriben con normalidad las dos contracciones consecutivas cuando el texto lo requiere. Debido a ello, se considera preferible eliminar la excepción anterior y realizar ambas amalgamas gráficas en estos contextos: / «El lector modelo diseñado por Clarín es diferente del del mundo militar» (Escudero Malvinas [Arg. 1996]) (…) / «El público de la capital no era distinto del del resto de la República» (Paranaguá Ripstein [Méx. 1997])”.
“No obstante, de forma excepcional, pueden aparecer en textos literarios otras contracciones con las que se transcriben algunos fenómenos de amalgama propios del habla popular o rural, como recurso para la caracterización de personajes: / (…) «Oye, no me la habrá dejao embarazada el pistolero este. Era lo que me faltaba pal duro» (ASantos Estanquera [Esp. 1981]) / «Margarita no tenía padre. −Se fue pa’l norte− decía si alguna vez s[e] le preguntaba» (González Dios [Méx. 1999]). / «Y como ellos viven en el mismo camino pa’cá pal templo» (Paz Paraíso [Cuba 1976]).
Como se ve en los dos últimos ejemplos, para marcar este tipo de contracciones –tanto en estos casos como en ediciones de textos antiguo−, se recurre a menudo al empleo del apóstrofo”.
Referencias Bibliográficas
Ortografía de la lengua española. RAE, ASALE (2010). Págs. 563 y 564. Subrayados y negrillas no figuran en el texto de referencia. Antonio L. Itriago M. Caracas, 22-3-2012.
(вторая часть текста, первая внизу)
En otros casos, el traductor opta por un fraseologismo distinto, basado en una metáfora diferente que, en opinión del traductor, expresa el mismo tipo de significado contextual. Vlahov y Florin utilizan como ejemplo las expresiones idiomáticas que significan "ser afortunado". Estas son algunas de ellas:
Español: nacer con buena estrella
Italiano: essere nato con la camicia
Italiano: nascere sotto la buona stella
Francés: être né coiffé
Inglés: to be born with a silver spoon in one’s mouth
Inglés: thank one’s (lucky) stars
Inglés: to be born with a cowl on one’s head
Ruso: rodit´sja v soročke, v rubaške
Ruso: rodit´sja pod sčastlěvoj zvezdój
En un texto connotativo puede ser muy problemática la elección de un fraseologismo trasladante, porque el autor puede tener la intención de utilizar una metáfora determinada (como las estrellas o las camisas arriba mencionadas) que sea funcional para la red de referencias intratextuales y para los indicios voluntariamente diseminados por él para inducir al lector modelo a determinadas conjeturas, y la expresión que la sustituya podría variar radicalmente el tenor de la metáfora, despistando al lector del metatexto.
Si, por otra parte, lo que más cuenta es la traslación del significado denotativo, por ejemplo si se expresa la noción "nunca" mediante un fraseologismo, se pueden utilizar distintas metáforas sin mayor problema:
Alemán: wenn die Hunde mit dem Schwanz bellen (cuando los perros ladren con la cola)
Inglés: when the moon turns green (cuando la luna se vuelva verde)
Ruso: kogda rak na gore svistnet i ryba zapoet (cuando el cangrejo silbe en la montaña y los peces empiecen a cantar)
Búlgaro: koga se pokači svinja s ž´´lti čehli na kruša (cuando el cerdo con pantuflas amarillas trepe al peral)
Italiano: alle calende greche (para las calendas griegas)
Español: cuando las ranas críen pelo
Existe, además, la posibilidad de una traducción no fraseológica de un fraseologismo. Se prefiere esta opción cuando el significado denotativo del acto traductivo se elige como dominante y se está dispuesto a sacrificar el color expresivo, la fuerza del significado, la connotación y la forma aforística.
En el caso de la traducción no fraseológica, existen dos posibilidades: se puede optar por una traducción léxica o por un calco. La traducción léxica consiste en la explicitación mediante otras palabras del significado denotativo del fraseologismo, renunciando a los aspectos de estilo y connotación. En el caso del "yunque y el martillo", una traducción léxica podría ser "estar en una situación incómoda, de tensión".
A su vez, el calco es la traducción literal del fraseologismo a una cultura en la que tal forma no se identifica como expresión: en este caso, el lector de la cultura receptora percibe el fraseologismo como exótico y entiende el problema de interpretarlo de manera no literal, metafórica. El calco tiene la ventaja de preservar intactas todas las referencias de segundo grado, no denotativas, que en la estrategia de algunos escritores pueden tener una importancia esencial. Es cierto que la reconstrucción del significado denotativo se deja a la capacidad del lector de la cultura receptora, pero también lo es que la metáfora es un mecanismo semiótico esencial y primordial, que por lo tanto pertenece a todas las culturas.
En otros casos, el traductor opta por un fraseologismo distinto, basado en una metáfora diferente que, en opinión del traductor, expresa el mismo tipo de significado contextual. Vlahov y Florin utilizan como ejemplo las expresiones idiomáticas que significan "ser afortunado". Estas son algunas de ellas:
Español: nacer con buena estrella
Italiano: essere nato con la camicia
Italiano: nascere sotto la buona stella
Francés: être né coiffé
Inglés: to be born with a silver spoon in one’s mouth
Inglés: thank one’s (lucky) stars
Inglés: to be born with a cowl on one’s head
Ruso: rodit´sja v soročke, v rubaške
Ruso: rodit´sja pod sčastlěvoj zvezdój
En un texto connotativo puede ser muy problemática la elección de un fraseologismo trasladante, porque el autor puede tener la intención de utilizar una metáfora determinada (como las estrellas o las camisas arriba mencionadas) que sea funcional para la red de referencias intratextuales y para los indicios voluntariamente diseminados por él para inducir al lector modelo a determinadas conjeturas, y la expresión que la sustituya podría variar radicalmente el tenor de la metáfora, despistando al lector del metatexto.
Si, por otra parte, lo que más cuenta es la traslación del significado denotativo, por ejemplo si se expresa la noción "nunca" mediante un fraseologismo, se pueden utilizar distintas metáforas sin mayor problema:
Alemán: wenn die Hunde mit dem Schwanz bellen (cuando los perros ladren con la cola)
Inglés: when the moon turns green (cuando la luna se vuelva verde)
Ruso: kogda rak na gore svistnet i ryba zapoet (cuando el cangrejo silbe en la montaña y los peces empiecen a cantar)
Búlgaro: koga se pokači svinja s ž´´lti čehli na kruša (cuando el cerdo con pantuflas amarillas trepe al peral)
Italiano: alle calende greche (para las calendas griegas)
Español: cuando las ranas críen pelo
Existe, además, la posibilidad de una traducción no fraseológica de un fraseologismo. Se prefiere esta opción cuando el significado denotativo del acto traductivo se elige como dominante y se está dispuesto a sacrificar el color expresivo, la fuerza del significado, la connotación y la forma aforística.
En el caso de la traducción no fraseológica, existen dos posibilidades: se puede optar por una traducción léxica o por un calco. La traducción léxica consiste en la explicitación mediante otras palabras del significado denotativo del fraseologismo, renunciando a los aspectos de estilo y connotación. En el caso del "yunque y el martillo", una traducción léxica podría ser "estar en una situación incómoda, de tensión".
A su vez, el calco es la traducción literal del fraseologismo a una cultura en la que tal forma no se identifica como expresión: en este caso, el lector de la cultura receptora percibe el fraseologismo como exótico y entiende el problema de interpretarlo de manera no literal, metafórica. El calco tiene la ventaja de preservar intactas todas las referencias de segundo grado, no denotativas, que en la estrategia de algunos escritores pueden tener una importancia esencial. Es cierto que la reconstrucción del significado denotativo se deja a la capacidad del lector de la cultura receptora, pero también lo es que la metáfora es un mecanismo semiótico esencial y primordial, que por lo tanto pertenece a todas las culturas.
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